haciaelasia

He aquí, el lugar para contar nuestra aventura de viaje por Asia...

Tuesday, January 30, 2007

Milenario kamasutra esculpido & Millonaria pena de amor.












Como era de esperar, el tren desde Benarés a Satna no fue puntual; y fue lento, en otra noche incómoda de vaivén y vigilia hasta la mañana siguiente, cuando cambiamos tren por autobús, que 4 horas después nos arrojó en un cruce a 11 kilómetros de Kajuraho, al que por fin llegamos en jeep, después de perder la paciencia con los buscavidas cazabobos, e insultarlos en chileno.

Los enigmáticos y milenarios templos (950 d.c)nos tranquilizaron. Descubiertos casualmente en 1838 por un soldado victoriano, impresionan; (aún despues del Angkor camboyano), tanto por su magnificencia arquitectonica, como por sus famosos tallados eróticos, pornográficos y zoofílicos.

Representaciones del hedonismo y adoración a dioses y culto al sexo; todo en piedra, elevado a plenitud artistica. Y como una prolongación de la atracción turística del complejo histórico, en una choza de roca y paja malvive un hombre al que se le atribuyen 120 años de vida; es un sadu, contemplativo ante la imagen de alguno de sus dioses, reza y barre el metro cuadrado de sus últimos dias.

Disfrutamos y nos sorprendimos de todo esto junto a una pareja francoespañola, Mimmo y Fran. Tambien con ellos recorrimos el pueblo viejo: mujeres sentadas en las entradas de sus casas con cortinas corredizas, a la paciencia del sol que tambien cae sobre el excremento de vaca, que una vez seco se ocupa para ritos o para el fuego que calienta las noches. Niños que comienzan a caminar, mientras otros juegan indiferentes frente a una escuelita, que tambien sobrevive. Kajuraho es la historia de sus templos y su pueblo viejo, opacado por el pueblo nuevo, iluminado para turistas en el que estuvimos dos días, para seguir nuestro viaje, y en otro tortuoso autobús de diez horas llegamos a Agra, a la que fuimos sólo por ver el sobredimensionado pero bello Taj Mahal:"... el monumento mas extravagante construido por amor, y emblema del turismo indio". Completamente de mármol, con tallas e incrustaciones de piedras preciosas, el mausoleo construido en 1631 por un emperador triste, en recuerdo de una de sus esposas que murió dando a luz su decimocuarto hijo!!!, tuvo que aguantarnos las mil y una fotografias que nos hicimos para compensar los 15 euros que cobran a la visita extranjera por la entrada. ...

De Agra no podemos contar mucho más. Sólo que hubo una ensordecedora fiesta musulmana que nos impidió dormir una noche, y que nos tuvo al borde de la demencia; somnolientos y torpes al otro dia.

Friday, January 26, 2007

Tierra roja, agua madre.


















Llegamos a Bishnupur medio huyendo de Kolkata y medio motivados por el comentario acerca de sus "cautivadores templos de fachadas revestidos con paneles de terracota...que representan escenas de los poemas épicos hindúes, Ramayana y Mahabharata", que leímos en nuestra guía que a veces desorienta ... Este pueblecito de tierra roja que gira en torno a dichos templos, (que despues de Angkor no impresionan ni cautivan como hubiéramos esperado); y que comienza y termina en su deslavada estación de trenes; era eso y poco más: reafirmar la idea de la India de contrastes abismales tras el estruendo de Kolkata. Con el correr de los días, hemos comprobado que Bishnupur, apenas esta en el conocimiento de los indios y que en la mayora de los mapas ni aparece. Lo más interesante de recorrer sus templos, montados en un ciclorickshaw, fue ver la cotidianidad de su gente.

Hemos intentado comprender una fila india, y nos hacemos la pregunta: ¿por qué se dice fila india?, seguro que no se alude a comportamientos de estos lares, porque por acá más parece una seguidilla de hormigas sin espacios entre uno y otro, máxima tolerancia al roce. La gente se agolpa, gusta ser parte de un monton inentendible que opina, participa y curiosea las inquietudes o necesidades ajenas en una ventanilla de atención publica, en un banco o una estacion de trenes, por ejemplo. Asi, con varios pares de ojos encima, compramos el ticket mas económico, del único y nocturno tren hacia Mughalsaray, a media hora de Benarés, nuestro próximo destino; y en cuanto nos subimos al tren, nos dimos cuenta de nuestro error: no podemos querer ahorrar dinero en ticket de tren, menos de noche. Nuestra reserva era para un vagón sin ley; intimidantes ojos hacinados se asomaron por entre las literas invitándonos a pasar a sentarnos; y nosotros, que intentamos parecer agradados y desenvueltos, optamos por quedarnos sentados sobre nuestras mochilas, junto a la puerta. Cuando el tren se detuvo en la siguiente estación, nos bajamos y cambiamos a un vagón más cercano a nuestra idea de viajar en tren seguros. Anulamos el pasaje que teníamos y pagamos la diferencia para dormir con un ojo, y no temer a quedarnos dormidos con los dos...llegamos de madrugada a cambiarnos de tren rumbo a Benarés; tuvimos que esperar 2 horas aproximadas entre hombres envueltos en sus chales hasta la cabeza, durmiendo o frotándose las manos junto al fuego que habian hecho para calentarse en el andén. Vimos vacas echadas, junto a bolsas o sacos de comida, que cuando hombres o mujeres, no cargan sobre sus cabezas los improvisan como cama cuando pasan noches completas como esa, a la espera.
Familia, clanes, castas peregrinas. Durmientes en la estacion de tren. La parsimonia de la vaca, diosa rumiante. Fotos que no capturan olores. Hombres aliando en la mano un menjunje, que luego mastican y que les deja la boca roja y diente por medio. Bocinas de motos, bicicletas, autorickshaw raudos como si fueran a llegar antes al dichoso nirvana. Falta paz exterior entre tanto mantra y temple interior. Falta o no se distingue a la vista de nuestros ojos comunes y tan corrientes, que acostumbran a relacionar paz con orden.
Entre tanta mística suelta y arrebatada, parece que estamos desprovistos de alma; extremadamente materialistas, racionales, ante tanta credulidad sumisa.
Familias, clanes, castas. Imágenes y olores que se repiten en el ancestral Benarés (Vanarasi), como nuestros propios días en esa ciudad tan antigua como la historia. Desde nuestra habitación por los recovecos de sus callejuelas por donde no cabe una vaca y tu a la vez; hasta las escalinatas de los ghats, por donde desfilan sus personajes de cuentos; 6 noches con sus dias, distraidos con los monos que cuelgan o saltan por los techos, o sorteando buscavidas o estiercol del sagrado animal que mueve la cola espantando moscas. Lo paradojico: las imágenes se repiten pero nunca son las mismas. No hay como explicar esto; ¿Será este el milagro?.
Enrreverada, como sus transeúntes paseantes por los 7 kilometros de ghats en la ribera del Ganga madre donde los rituales de vida y muerte se celebran en publico, sobrecogiéndonos, haciéndonos callar. Cada día son miles los hindúes que se bañan en el río; y oran y orinan, lavan sus ropas, nadan, se limpian el cuerpo y el alma. Al crepúsculo se celebra una ceremonia en honor a Siva, la adoración y razón de ser de todo este espectáculo humano y religioso. Jóvenes brahamanes soplan caracolas y sus sonidos estremecen el aire. Luego, se arrodillan ante sus altares ornamentados con frutos, guirnarldas de caléndulas, inciensos, retratos de gurús, y como no, la imagen de Siva. Se levantan y menean un címbalo, con música en directo de fondo que nos hace aplaudir llevando el ritmo, y hasta tararear el cántico en lengua hindi. El rito finaliza con una humareda insoporable de incienso y velas encedidas que los fieles dejan en las aguas del rio madre, junto a sus súplicas.
No se puede permanecer indiferente, por los estrechos callejones pasan hombres pertenecientes a la casta inferior encargada de trasladar los cuerpos muertos hasta la orilla del rio, Ahi los mojan antes de colocarlos a fuego de pira cumpliendo la tradición de incinerarlos. Un chico indio que habla castellano y que conocimos por casualidad nos contó días antes, que hay cuerpos que no se incineran, sino que se les amarra a una gran piedra y se les arroja al ganga. Mujeres embarazadas, muertos por picaduras de cobra (la imagen de esa serpiente tambien es venerada como diosa), niños, leprosos, sadus (ascetas); corren esta suerte.
Y no hay nada como morir en Benarés. Segun creencias hindúes así se finaliza el odioso ciclo de las reencarnaciones y se alcanza el nirvana eterno... Como quiera que sea, no hay más que manifestaciones de la conciencia humana, de su propia pequeñez y finitud. Creer, creer, ese es el verbo hecho hombre. Estas y otras mil y una historias en el Benarés místico y mítico, que dejamos antes que se nos encarnara y nos retuviera por más tiempo.

Tuesday, January 16, 2007

La (Im)PolUTA Calcuta














Siliguri y Jaigoan no son más que ciudades indias al borde de otros países; Nepal y el receloso Bhutan respectivamente. Mirik es un apacible pueblo de montaña, y Darjeeling, es un Mirik sin lago, mucho más grande y más turístico, famoso por su té (el mejor del mundo, dicen); sus miradores al Himalaya, y sus casas esparcidas entre cerros, a las que se accede por eternas escaleras que dan la impresion de llevarte al cielo, la misma impresion que tuvo nuestro Neruda del Valparaiso chileno. Hasta ahi, la India era una amable dama que nos invitaba a pasar a su casa, y encima, nos ponia a degustar un té prestigioso arriba de la mesa, que bebiamos mientras observábamos los paisajes más altos de la tierra. Hasta ahi, la India era la mitad plácida de una bella durmiente, y Calcuta sería la otra mitad, y su pesadilla.

Los aproximádamente 1100 millones de seres humanos que habita India, dejan de ser una mera cifra estadística, abstracta; y aparecen desbordando calles; durmiendo o aseándose en las aceras, afeitándose unos, lavándose los dientes otros; perviviendo entre despedicios y perros mendigos atentos al desayuno de otros seres, que también lustran sus zapatos, para el próximo minuto de pasos entre filas de manos limosneras extendidas, para el ejercicio de la caridad, que junto al críquet, seguro que es el deporte que más se practica; y que según creencias hinduistas, limpia karmas. La religión los hace crédulos también de esta esperanza y los ata a la miseria, al ritmo de bocinas desquiciantes de autos o motos que desprenden lacrimógeno kerosene y que al pulso del cláxon de los rickshaw a tracción humana en plena primera década del 2000 digital; es todo un contraste.

Sin embargo, el metro es limpio y exento de contaminación acústica; es más, se escucha el piano de algún éxito del cine mudo, que proyectan en los televisores repartidos en los andenes: "Tiempos Modernos"!!, Chaplin revolcándose en su tumba. En los vagones hay avisos que señalan asientos, separados, para hombres y mujeres; aunque la gente ya casi no los respeta, el cansancio puede más que ciertas normas absurdamente sexistas, y que disponen a los usuarios como si estuvieran en una fiesta pre adolescente: chicos sentados a un lado de la mesa, preocupados por la bebida, ¿recuerdan?; chicas al otro lado dándose codazos...así y todo hay cierta normalidad y cuesta imaginar por los pasillos subterráneos, que justo arriba está la desenfrenada Kolkata, la violenta, la poluta Calcuta de tamañas contradicciones: el paraiso bajo tierra, el quinto infierno, arriba. En Calcuta se asciende al infierno y no al revés; la divina comedia humana invertida; pobre Dante, otro revolcándose en su tumba.

Por esos dias Kolkata (llamada asi desde el año 2000, cuando el gobierno Bengalí recuperó su nombre precolonialista), estaba de fiesta. En Kalighat, el templo que honra a Sati, la destructiva encarnación de la primera mujer de Shiva, había una gran multitud de peregrinos que hacían sendas filas para poder llegar al lugar del templo donde se cree que está el pie derecho de aquella diosa desmembrada y repartida por India.Como aquellos devotos, nosotros pensamos que es mejor tener en paz a la malévola diosa de tres ojos. Vimos brahamanes ensimismados en sus ritos, vimos hombres sumergiéndose en el agua turbia y sagrada de una alberca, vimos machos cabríos antes de ser decapitados y entregados como ofrenda...corderos de dioses que quitan pecados del mundo. Justo al lado de este templo, el Nirmal Hriday (hogar de moribundos), de la sor Teresa, beata de la caridad. Su retrato se mezcla en los tenderetes, con el de la virgen maria, el sagrado corazón, budas, gurús y toda la galeria de representaciones de dioses hindúes.

Pero la fiesta que no habia que perderse dura 4-5 dias y se hace en los ghats, junto al rio de Kolkata, el hooghly, y era con acampada y presencia in situ de maestros que vienen de remotos lugares; algo asi como un Benicasim, o una gran rave...sadus, ascetas desnudos fumando quizas qué, en claro desapego terrenal, orbitando algún lugar que no es de este mundo; como la familia Birla, una de las más ricas de India, que construyó un templo fascinante, con torres de escultura tallada, y que venera a Laxshmi, otro dios.

Y como Bengala es el foco cultural e intelectual de la India independiente, y la antigua Calcuta cuna de importantes artistas, entre ellos Tagore, visitamos su casa museo que actualmente es universidad. También aprovechamos de pasar por la galeria de arte moderno a conocer los nuevos exponentes. Lamentablemente es plastica que mira al occidente en el uso de técnicas y formas. El título en inglés de una de las obras, nos hacía observar con otros ojos todo lo que nos rodea. La obra, no era más que el cuerpo de una mujer vestida tradicionalmente, con tonos pasteles, reclinada a lo buda y rodeada de pequeñas velas encendidas: "without significance obvius de world is convencional", y por eso Kolkata tambien fue un paseo por uno de sus centros comerciales, donde hay otro tipo de devoción, el templo del dios dinero y su encarnación, el consumo; el otro lado de la rupia. Un momento de oxígeno occidental, y pizza hut!!, necesario, porque la India pesa.
Es posible que los escaparates encandilantes permanezcan encendidos cuando afuera se producen los regulares cortes de luz que dejan a Kolkata en total oscuridad, por eso siempre, hay que caminar con una linterna en el bolsillo.

Los últimos días visitamos un templo Jaini de mosaicos, y paseamos por los jardines del Victoria Memorial, quizas el testimonio más impresionante del raj britanico en toda India. Desde ahí puedes olvidar que te encuentras en una ciudad pordiosera, maloliente, irrespirable e insufrible...pero hay que estar aqui para entenderla y explicarla sin parecer despectivo. Irnos, fue cierta sensacion de huida, de salir arrancando; contrariados...

Wednesday, January 10, 2007

Jaigon...33 años al borde de un desconocido.

Dijo que el octavo día del primer mes del año transitorio,
podría leer la mutacion de un dios por otro,
y podría leer su mudez:
"matar la naturaleza inconclusa del hombre vivo", eso fue lo que dijo,
lo que oí desde su borde.

En el cacareo matinal de sus 33 nacimientos,
celebró sus velas abiertas hacia un continente vacilante y extranjero,
nada nuevo en tanta foresta;
"peregrino de mi propio desamparo", eso fue lo que respondí,
la mutación de un dios por otro, y leí en su mudez,
el aullido nocturno de sus 33 muertes.

Dargeeling...actos de exorcismos de pena y rabia

Escribo para exorcisar tristeza
pera que tenga sentido la mala suerte o el sinsentido.
Amo a los hombres que antaño viajaron sin cámaras, sin registro
y que se abandonaban a su experiencia interna, a la aventura del no retorno.
Borron y cuenta nueva en las fotografias,
a ver si tiene historia esta retina,
a ver si alguna vez la memoria se pasa en limpio.
La escritura quita la rabia,
el tandoori y un té en Darjeeling, la pena.

Total, extraviar fotos trae la consecuencia de andar aún más abrazados por las calles extranjeras. Acaso hay un acuerdo tácito entre nosotros: enamorarnos también en la pérdida, y dejar de hacernos la pregunta inicial, ¿por qué?

El aprendizaje trae despojo. La caminata sencilla, diurna o nocturna, cuestión de más o menos luces; en esta sensación de caida libre que hemos elegido. Este momento es para siempre.

La siguiente fotografía muestra un lugar que cambia en el sentido del viaje. Hay una sola luz en todo ese silencio: el cielo, que dura lo que dura la palabra sol. Todo es así de santiamesco. No de otra manera se cargan aún más nuestras mochilas, ya pesadas con tantas alegrías, que se pueden distinguir, si observan con cautela, en aquel esbozo de sonrisa que tenemos. Plano medio largo, el paisaje es el mismo, en el sentido del viaje. Realmente, las penas tambien pesan; pero se meten al fondo.

No hay como comprobar esta imagen, porque está dada a una velocidad diaria de segundo a segundo, diafragma abierto pa´ que encandile al ojo que mira.
Nos vemos bellos; y no hay vanidad en esta foto frente a frente (en esta sí que no hay vanidad). Es el misterio de los cuartos oscuros después de las tristezas, cierta brillantez lúcida en nuestros rostros. Captura de una imagen certera de la aventura y el aprendizaje.

India!!

El último dia del 2006, ese cualquier domingo, comun y corriente; domingo 31 de diciembre del 2063 nepalí, nos subimos a un destartalado microbus que recorrió los aproximados 600 km entre Katmandú y la ciudad fronteriza con India, Kakarvita, ¡¡en 18 horas!!. Un viaje agotador. Eramos los únicos extranjeros, por no decir extraños en ese vehículo del demonio, que viajó en la fría noche, a saltos y con música popular nepali, a volumen enloquecedor para cualquier oído medio, poco acostumbrado a esos trayectos, como los nuestros, pero que cumplía la misión de mantener despierto al conductor, que sorteaba curvas, penetrando una densa neblina, que en mas de una ocasión lo hizo detenerse para esperar ver el camino...
Sanos y a salvo, cruzamos en ciclo rickshaw, la tierra de nadie entre Kakarvita (Nepal) y el punto fronterizo indio bengali de Raniganj. El paisaje no cambiaba mucho, los rostros eran similares; rasgos mongoles, tibetanos. Sus indumentarias tampoco variaban tanto respecto a las que ya nos habían sorprendido anteriormente, ya nos acostumbramos a sus marcas rojas o amarillas entre sus cejas o frente...pero eso era India, el noreste de la India sagrada. Lo primero fue subirnos a un jeep que nos dejó en Siliguri al cabo de una hora aproximada. Ciudad sin mayor atractivo pero necesaria para descansar de la travesía; era el primer dia en India, y de nuestro 2007.

De inmediato nos encontramos con el ambiguo movimiento de cabeza que hacen los indios en una conversación, o ante una pregunta. ¿Si o no?, es uno de sus misterios. No deja de ser divertido, pero puede resultar irritante...Nuestro próximo destino fue Mirik, un poblado apacible entre montañas, que se puede resumir en una calle principal, un lago artificial, que es su centro y donde la gente lava sus ropas y baña su cuerpo; un monasterio con niños monjes jugueteando en sus horas de recreo; y mucho frío en esta época...

(En Mirik, ocurrió que en un pequeño ciber, copiamos todas las fotos tomadas hasta ese momento a un disco. Revisamos el disco, las fotos estaban ahi, seguros...pero pronto los discos mostrarían una realidad en blanco; que afectó el ánimo ya cansado de tanto ajetreo viajero, de mil estimulos por paso...en fin, no se hable mas del asunto.)

Tuesday, January 02, 2007

La montana y la foresta, fin de nepal

El bus a Pokhara partió pasadas las 7 de la mañana y comprobamos que la vida en la calle comienza muy temprano (o quizás no termine). Hay quienes ya juegan fútbol a esa hora, o se reunen en grupos a practicar ejercicios de yoga en parques que parecen muladares. El camino fue subir y subir, pasar entre comunidades que viven en las montañas. Las perspectivas cambian de parámetros: si bien katmandú es un valle entre cerros que más bien son montes, las montañas que rodean Pokhara son algunos de los picos más altos del mundo, que se incrustan en el cielo; parece que lo abren. Estas colosales alturas, (que no sabemos cual de todas las fe que por aqui deambulan pueda moverlas ) son un verdadero desafío al ímpetu humano. Paisaje idílico para aventureros del trekking o amantes de deportes aventura. La cumbre mas famosa se llama Annapurna, bello nombre en lengua sanscrita a 8 mil metros de altura, con vista al lago Fewa.

Pero nosotros no estábamos para exigir el físico y el presupuesto, asi que Pokhara lo paseamos tranquilamente, contemplando desde abajo lo que muchos miran desde lo alto. Otra vez nos aliamos a unas bicis para las cuestas arriba, y de paso, visitamos las Devi's fall, en clara sequia. Las postales que muestran estas cataratas en su esplendor, que no vimos por 20 rupias nepalies (30 centimos de euros), las venden a 40 rupias como souvenir...comenzamos a adiestrarnos en el arte del regateo, la cosa es asi: al precio que te den, ofreces la mitad para comenzar el juego, hasta que el interes por la mercancia lo permita.

Pokhara tambien fue un buen lugar para distanciarnos del calendario solar cristiano, que se nos pierde de vista, que no vemos por estar viaje adentro, en otro orden de días, largos y encadenados. Con los dedos sacamos la cuenta para situarnos, para no perder la noción del tiempo, para sacar el pie de ese lado del mundo que observaría perplejo los minibuses con niños de uniforme escolar siendo repartidos en sus casas a media tarde del domingo 24 de diciembre. Hay árboles de navidad en algunos restaurantes y hoteles que se afanan por reproducirle las costumbres a ciertos turistas, que viajan en tiempo y distancia para cumplir las tradiciones que cumplirían en sus propias casas. Hay niños que observan aquellos árboles artificiales, que con sus luces titilantes se asemejan a la idea que pueden tener de alguna nave de otro mundo.
Después de todo, aquella inocencia es una certera verdad: el árbol de navidad lo visita de otro mundo. Creemos que el niño entiende muy poco su presencia, se encandilarácon sus luces; algún día sabrá de pascueros, navidades, consumismos.

Nuestras piernas descansaron del pedaleo y ascendimos oscuros desde las 5 de la mañana, medio en moto, medio caminando a Sarangkot, en busca de la panorámica de Pokhara al amanecer, que el nublado día nos ocultó. Sin embargo, en el camino de vuelta, nos regaló la rutina matinal de la gente que habita aquel monte.

Como decidimos que era hora de cambiar de fauna, nos fuimos al Royal National Park. En esta maravillosa reserva natural vive la comunidad indigena Tharu, en casas de paja y barro en las que estampa sus manos para la buena suerte. En este oriente se celebra la buena suerte, a pulso. LLegamos justo el día de la final de la "Elephant race 2006", pero corrieron más rápido de lo que imaginó nuestro guía y llegamos placé a la entrega de trofeos(que no fué una trompa de oro, ja!). Se mueven lentos estos gigantes, pero entre zancada y zancada el campeón recorrió en 1 minuto y medio unos 200 metros aproximados.

Pasamos dias que incluyeron excursiones por una foresta con coloridos pájaros, monos entre las copas de los árboles y la piel de una serpiente colgada para nuestro asombro entre la neblina matinal (¿dónde habrá ido aquella bicha desnuda...?) ; paseos en canoa por un río que no se cansa de arrastrar lotos abiertos y desde la altura del lomo de un elefante vimos ciervos, cocodrilos y rinocerontes...

Dejamos Chitwan para regresar a la jungla de Katmandú. Ajenos a cumplimiento de condenas dictatoriales a muerte, para dictadores ajenos, rescatamos nuestro dinero que la inflacion convirtió en mucho más de lo que parece (¡¡¡1100 billetes de rupias indias!!!)...para los primeros 3 meses del nuevo 2007...

(accidentados estos ultimos post; hemos perdido archivos fotograficos...y como siempre ante estas desgracias, pensamos que nada mejor que la era analoga...una pena)