haciaelasia

He aquí, el lugar para contar nuestra aventura de viaje por Asia...

Tuesday, February 27, 2007

La ciudad Bollywood































La gran locación se extiende más allá de sus propios límites. Toma uno/ exterior - dia: poblaciones de chabolas nos reciben a la entrada de la que fue Bombay, porque desde casi 20 años, el partido nacionalista Siv Sena administra la capital del estado Maharastra ( como buenos nacionalistas, "Maharastra para los maharastras", ese es su lema) . Han cambiado el nombre de la más cosmopólita ciudad India por su traducción a su lengua nativa, el marati. Desde entonces donde el guión ponga Bombay, lease Mumbai. No por nada lucen letreros con ese nombre en plena puerta de India, como recordando al paseante el presente de esta gran urbe, asociada a ideas de congestión, muchedumbre, suciedad, ruido. Sin embargo, incluso contaminado, el mar lo cambia todo.
Toma 2/ exterior - día: Isla elefanta. En ferry cruzamos hacia esta isla, famosa por sus cuevas del siglo 4, con representaciones de dioses hindúes esculpidos en la piedra. Ahí estaban otra vez, como esperándonos; Siva, Ganesh y toda la panda; casándose, matando demonios, tomando formas de distintos animales según la encarnación respectiva. Ahí estaba también la oscuridad de un arte rupreste, la piedra milenaria, testimonio del hombre crédulo dibujando deidades para nuestros ojos de 2 mil años después.
Toma 3/exterior - día: Playa de Chowpatty. Al caer la tarde se reunen familias indias a degustar choclos asados y otros tentempies playeros, mientras los niños juguetean en la orilla del mar plástico y enlodado. Era víspera de Holy, que quiere decir fiesta. Nos vimos rodeados de celebraciones carnavalescas en las que indios de todas las edades se vuelven "cabros chicos" y se arrojan agua y tierra de colores. Los personajes protagónicos se confunden en la multitud secundaria de una barriada que preparaba piras para iniciar aquella jornada de jolgorio.
Toma 4/ exterior - noche: Esplendorosos neones con publicidades de reconocidas marcas internacionales se disputan la iluminacion con la luna. Enormes edificios, el decorado perfecto; telón de fondo del malecón enamorado de parejas manifestando públicamente sus afectos. En otra parte del mundo un acto normal. En esta India casi una interpretacion teatral.
Toma 5/ exterior - día: Paseo por la puerta de India. Otro punto de reunión de actores y ciudadanos que se fotografían frente al magno monumento que recuerda la llegada de británicos imperiales. Sonríen con el gesto sumiso que les heredaron. Caminan por la Gandhi road u otros nombres de calles que recuerdan esta India unificada y nueva. Frente a la torre del reloj. Catedrales. Estación de trenes. Salas de cines con ofertas made in casa, que se impone a la industria foránea gringa; jugando el juego del mercado que tanto duele en las chabolas del extraradio; actores y actrices tan famosos como cualquier jugador de cricket o Beckham, protagonizando afiches promocionales ... Sobre los créditos finales, un paseo a la hora que el sol se levanta por el mercado de Colaba. Nos devuelve a la realidad de la India que no se filma. Infaltables cuervos que reemplazan a gaviotas sobre el mar que encandila.
Última imagen de la ciudad Bollywood.






Ciudades templadas















































































En pleno Rajastán, entre fuertes que se empinan sobre casas havelis; y templos y más templos, el sol se levanta temprano a templar ciudades matizadas con el aire desértico del gran Thar. Cada una maravilla a su manera, desde cuando amanece y comienza el ajetreo comercial y religioso, en sus estrechas callejuelas- mercadillos, hasta el crepúsculo y los colores respectivos de cada ciudad templada, desaparecen en lo nocturno: El brahamánico azul de Jodhpur, o el dorado barroso de Jaisalmer, desde donde nos internamos en el desierto; montados sobre Sonia y Michael Jackson, los camellos con los que convivimos 3 días y dos noches, en los que respiramos mirando a lontananza desde la altura del animal con cara de viejo triste; y nos bebimos las estrellas... Y el marfil de Udaipur que inspira cierto recuerdo de la europa burguesa, con el infaltable lago sagrado serpenteando entre palacetes; templos y más templos. Ciudades templadas del sol alto del rajastán inolvidable.



DESDE LA ALTURA ANIMAL CON CARA DE VIEJO TRISTE.

Visto fijamente,
un camello detenido puede hacernos pasar sus jorobas
como partes de las dunas del paisaje.

El paisaje referido
es aquel que se repite en si mismo, tosco y maravilloso,
hostil y maravilloso: sosiego arénido
en el que el camello camina como una araña por su tela, displicente.

Visto fijamente, un desierto es muy distinto de otro,
como las soledades.

Thursday, February 15, 2007

pushkar
















Nos dejamos atrapar por Pushkar. No pudo ser de otra manera, cuando en menos de 10 minutos conocimos a una pareja chileno-italiana, Mauricio y Federica; y otra cien por ciento chilensis, Juan y Oriana. Los primeros tienen una bancarela (puesto en ferias itinerantes), y recorren en su caravana el verano europeo buscando eventos playeros para instalarse y vender en euros la mercaderia que compran en rupias, en este pueblo barato donde los hay; y al por mayor, para no creerlo.
Es fácil entusiasmarse con un negocio rodeado de trotamundos y profesionales del regateo. Del dicho al hecho pasaron 8 dias, en los que sólo conocimos de Pushkar las tiendas de su mercado; buscando, probándonos y comprando; pensándonos vendedores de faldas, pashminas, camisetas, carteras... 20 kilos aproximados de productos made in India que enviamos por mar, y que en tres meses deberían llegar a Chile para penetrar el mercado de nuestros amigos y sus amigos. Una semana que nos mantuvimos ocupados, jugando a los comerciantes; entretenido juego que nos sacó un poco del estrepitoso viaje, la dosis perfecta de preocupación que necesitábamos en un pueblo en temporada de matrimonios. Cada día desfilaban novios entre familiares, montados en caballos principescos; absolutos protagonistas públicos de las ceremonias. Pushkar sapilcado de templos, de estricto vegetarianismo y ley seca, un pueblo pequeño y encantador, con un lago sagrado rodeado de históricos gaths. Según la mitología hindú, en uno de ellos se bañó ni más ni menos que el mismo Brahma, y en otro, Visnu se apareció como jabalí. La historia contemporánea cuenta que las cenizas de Gandhi se esparcieron en el gath que desde entonces lleva su nombre. Bello Pushkar, la rutina que creamos en aquellos doce días, nos esbozó un cierto sentido de pertenencia, como no lo habíamos tenido hace meses, amigos del viaje que se quedarán para siempre, con los que disfrutamos y compartimos el famoso bang, risas, experiencias, comidas, negocios; en fin, personas que se cruzan en el camino viajero, y que comienzan a ser parte del viaje mayor, la vida.

Tuesday, February 13, 2007

Jaipur, no creas en Krishnas







Fue por las ventanas del primer autobús con asientos reclinables y espacio para estirar piernas sentadas, que divisamos los primeros camellos en tareas agrícolas, protagonistas de un paisaje árido, teñido por los llamativos tonos de los colores de los vestidos y atuendos femeninos, o los turbantes de los hombres. ¡Camellos como pedros por sus casas!; entrábamos a Jaipur, capital del Rajastán, antiguo reino Rajputa, famoso por sus extravagantes Marahás y más de mil y una noche.

Nos bajamos preparados para el acoso de los caza turistas, al que ya estamos más que acostumbrados, incluso planeamos tácticas y estrategias para evitarlos o evadirlos. Tomamos un "rickshaw de prepago" (tarifa fija, nos ahorramos el ragateo; y suponíamos más confiables), que nos llevó al hostal que le indicamos y que encontramos caro para lo que ofrecía. Entonces, el conductor nos llevo a otro, de unos amigos de él, que resultó ser un hostal de dos habitaciones, administrado por una mujer y su hija adolescente, muy amables.

El conductor se habia presentado como Krishna, dijo que tenía una amiga española en Jaipur, María. También dijo que era estudiante de pintura, que trabajaba de conductoer para pagar esos estudios, que era casado y tenia una hija... esa noche nos invitó a una fiesta tradicional hindú: un puja por Visnu, donde podríamos conocer a María.

Pero esa noche no hubo puja ni Maria alguna, y nuestro amigo desapareció muy temprano. No lo pasamos mal. Estuvimos en la casa de un personaje absurdamente millonario. Nos aseguró tener negocios en distintas capitales de Europa; nos enseñó fotos, nos habló de sus viajes, de sus gustos, de su afición al polo; de su satisfecho cansancio por haber firmado justamente aquella tarde, un negocio de millones de euros. Buen actor el hombre, pero su traje común lo delataba, y su departamento ornamentado con mal gusto. La panda de serviles ruines que lo rodeaban, también lo delataban. Terminamos en una discoteca conversando, invitados a cerveza y envueltos en un exagerado cariño hacia nosotros; nos dejaron en la puerta de nuestro hostal a las 5 de la madrugada.

A pesar de saber que nos mentía, le pedimos al mismo Krishna que nos llevara en su rickshaw al casco antiguo, para evitar el agobio de los vendedores. Y a pesar de él, Jaipur tiene el encanto del palacio de los vientos, situado en la ciudad vieja, enteramente pintada de rosa. Alejandrina mención turistica: el palacio de los vientos de la ciudad rosa.

A pesar de Krishna, Jaipur mira al cielo desde el Jantar Mantar que hizo concreta la prosa del enorme Cortázar, como cada instrumento que existe en aquel observatorio astronómico del 1700; donde hay relojes de sol, un horóscopo, instrumentos para medir la altitud solar y otros fenómenos de mega cuerpos. Vaya pasatiempo del rajputa ese.

A 10 kilómetros de Jaipur, una locacion de Bollywood: el Fuerte de Amber. Se repite la extravagancia; pilares y puertas, marmol, sándalo, mosaicos.

La noche antes de irnos de la maraña de Jaipur, fuimos invitados a otro puja; ya no recordamos en honor de quél dios. Krishna nos dejó nuevamente con sus amigos de la noche pasada en un cafe estilo chill out, y no supimos más de él. Después de un par de horas, habia aparecido la pandilla en pleno, hasta el magnate de la noche anterior, que no supimos cómo lo tuvimos sentado a nuestro lado. Todos se despidieron prometiendo que nos veríamos pronto en la supuesta fiesta de esa noche. La última escena comenzaba, luego de un preámbulo el millonario nos contó que viajaría a Madrid en abril, que nos podría tener un trabajo de 800 euros por 3 semanas, 4 horas diarias; en una feria en la que participaría con su compañía. Una feria de joyas, de piedras preciosas; a eso se dedicaba.

Todo encajaba, pero no creímos nada y estiramos el elástico interesándonos por su lujosa vida, y agradeciéndole su consideración. Nos mostramos encantados en contar con él cuando llegáramos a España. Y cuando estábamos a punto de consolidar una amistad de dia y medio, que por su parte era hermandad: "mi casa es tu casa", nos pidio que le ayudáramos con un traslado de piedras hacia Madrid, y que de paso nos ganábamos 5 mil euros cada uno. Eso es pedir un favor!!!!!!.

Por supuesto dijimos que no. Por supuesto que aquella maravillosa persona, ese angel caritativo de Siva que se nos atravesaba en el camino, estaba contándonos algo para lograr otra cosa. Por supuesto nos evadió y no nos dimos cuenta como fuimos intimidados para salir del lugar. Se nos conminó a pagar una cuenta que la cargamos a quien nos invitaba a una y otra, y que en ese momento crucial era parte de la amplia lista de personajes desaparecidos. Justo en la salida reaccionamos, y el lameculos que hizo el trabajo sucio de ir a buscarnos un taxi (¿ o sería uno de los 9 autos en los que nos irian a buscar mas tarde?), se llevó nuestros insultos: fucking people!!!, ¿es tu amigo o es tu jefe?, interrogamos al desgraciado, que se vio protegido por el segurata del bar, que nos dijo que nos fuéramos porque era lo mejor. Sonaba a advertencia mafiosa, eso hicimos.

Calles más tarde, aún no nos convencíamos de lo que había pasado. Extendida una tela de araña cerca de nosotros por manos corruptas de media casta. Al otro día abandonábamos Jaipur, dejándole una nota a Krishna, con el deseo de verlo reencarnado en cucaracha.

Monday, February 12, 2007

Las Delhis.







Después de una frustrada búsqueda de habitaciones en reconocidos barrios, ( feas, caras, de murallas calléndose), fortuitamente encontramos un refugio tibetano en el extraradio, una partícula de calma, limpieza y orden en la torbellina ciudad de los mercados callejeros especializados: el de la bisuteria, el de la telas , el de las bodas o joyas, o especias; para todos los gustos, ánimos y necesidades.

Cansados de perdernos entre un lugar y otro, y de pelear con los conductores de rickshaw por 20 rupias menos o por 10 de más; nos subimos a un tour que en el récor de 4 horas (nos hubiera tomado el día), nos paseó por las Delhi, la gran ciudad partida en dos adjetivos que la maquillan: la vieja y la nueva.
Entramos a un templo dedicado a Lakshani, esposa de Visnu; construido, otra vez, por la millonaria y suponemos influyente familia Birla Mandir, que con tantos templos, seguro que tendrán alguna reencarnacion superior prometida. Admiramos el diseño arquitectonico, en forma de flor de loto, del templo Bahai, lugar de meditación. Y por último, el Qutb Minar, complejo de torres , columnas, puertas; muestras de la historia del hombre y sus religiones: destruir templos para construir sobre sus ruinas, otros templos.

La nueva Delhi nos mostro calles amplias, Connaught Place y su trazado circular. Presencia de cadenas de comida rápida internacional; K.F.C., Hut, y el Mc payaso que aquí está en su salsa, no puede vender carne, (comentario al margen: en ningun lado del mundo la venden. En todo el mundo pasan vaca por liebre; aquí se lo prohiben, India). Por la nueva Delhi pasean jóvenes de traje, quizas miembros de la "nueva casta" ligada a un área de trabajo específico; los ingenieros en computacion, el caballito de batalla de la prometida nueva India. Mujeres luciendo saris y jeans, hombres de traje y turbante. Lejos y a la vez tan cerca, la Delhi vieja de callejuelas que nos hablan, que nos tocan. Hombres de 40 años cargando en kilos la edad que aparentan sus vidas de figura agotada, que visten un pantalon falda; el doti. Niños de 12 o 13 que aparentan la edad en la que salimos del colegio. Sin embargo, la vieja y la nueva tienen lugares comunes: el estruendo humano. Ni la vieja ni la nueva son limpias, las dos huelen mal, a basura o establo, a escapes de motores mal carburados y que se te meten en la oreja como llantos roncos. En la vieja Delhi el fuerte rojo y los bazares, a medio camino de la puerta de india y la nueva Delhi. En ambas convivencia desenfadada con la miseria a ritmo vociferado.
La nueva y la vieja Delhi, como la muchacha liberal innovadora y trepadora, en el contemporaneo global. La anciana aferrada a sus tradiciones, que tiene algo de abuela de cuento y algo de vieja bruja.

Tuesday, February 06, 2007

estado de viaje



Dias de terracota, rios madre, kamasutra esculpido, y extravagancias millonarias hechas por amor. Bishnupur nos vio pasar, Benarés nos vio pasar, Kajuraho nos vio pasar; pregúntenle a esas ciudades por nosotros; y a las otras, Darjeeling, Jaigoan, Siliguri, Kolkata. Ciudades que quedan atrás pero van con nosotros...Ellas pueden hablar, las hemos oído; algunas gritan, otras balbucean, pero todas dicen cosas, historias a nuestros oídos abiertos, a nuestros ojos. La India se nos va quedando como un tatuaje. El mono, la bicha, la vaca sagrada; el dios con cara de hombre barbudo y tetas, la diosa negra con tres ojos, todos los otros. Distinguimos entre una casta y otra, a un Brahaman de otro, a un intocable de otra epoca de un mendigo cualquiera, que duerme en hileras en las calles que huelen a orín y pal escupido. Nadie respeta los pasos de cebra, que literalmente estan pintados. Matrimonios concertados, facilmente reconocibles, evidentes desconocidos que se terminarán amando u odiando. Amigos que se pasean tomados de la mano, en un pais donde la homosexualidad es penada entre hombres no existe en la ley, ( y el lesbianismo ni se menciona). Todo habla, las familias, los clanes, las castas, los buscavidas cazabobos, los sadus, los vendedores de santería hindú como aquel de nombre hindi Pawan y de nombre español Pablo, que cuenta historias de su pueblo en el castellano nuestro. Habla el que habla y el que no habla, los míseros sin boca que intentan no volver a reencarnarse, no volver a vivir, eso es lo que dicen. Pregúntenle a la India disparatada, desenfrenada, desquiciante; tan lejana de lo que somos, y aqui tan cerca. A la que hemos penetrado desde Bengala, pasando por su centro norte, Uttar Pradesh, en dirección oeste, al Rajastán. El viaje es mutuo, nosotros por India y ella por nosotros.