



Al Salir del aeropuerto de Bangkok queda claro que el ritmo que traes desde donde vengas, deberas adecuarlo a esta ciudad que posee semáforos muy largos. Lo increible es que en cada atasco no suena una bocina; o alguna sí, para avisarle a algún conductor distraido que lleva una puerta abierta. El budismo se respira, como los puestos callejeros de comida que ofrecen desde frescas frutas, hasta las mÁs variadas frituras y cocimientos. Hay de todas las apariencias, apetecibles y no; aunque según pasan los dias creemos que el margen de tolerancia con olores y sabores se nos ampliará prontamente.
Dos horas y media desde el aeropuerto hasta Khao San Road, la calle famosa por su oferta de guest house, bares y tiendas de ropas y lugares comunes de mochileros y comerciantes. No será como lo dice su nombre porque está en lengua thai; pero a primera vista, de noche, perdidos, y con mochilas de 20 kilos en la espalda, Khao San es un caos...neones, humos , gente festiva y rauda : alguien se acerca para ofrecernos algo...nos quedamos en green guest house , buena, bonita, barata; con aire acondicionado, sin aire no se podría dormir aquí en este noviembre...cura de sueño necesaria.
Por la mañana hicimos un recorrido de reconocimiento por el barrio, primeras fotos e impresiones. Más tranquilos e instalados, la densa humedad del ambiente no se soporta, nos comunicamos con nuestro inglés champurreado, hasta el momemnto nos entienden.
Visitamos el Wat Intharawihan, donde se encuentra el gran buda dorado. Por un precio que ni averiguamos puedes liberar aves de sus jaulas, rito para la buena fortuna que se ha hecho turistico-comercial, como casi todo lo místico del mundo.
La santeria budista mezclada con dioses hindúes es impresionante: distintos budas; flacos ,gordos, o figuras con cabezas de elefante o mujeres con 6 manos que sostienen elementos sagrados. Sapos, tortugas de maderas y bronces, entre medio de gatos de verdad que lamen a sus amos. Fotos del rey de tailandia, que también se confunde entre colgandijos, medallones y arreglos florales. En este lado del mundo también hay algo de paganismo en lo sagrado.
Por la noche una mala noticia: el jet lag (¿asi se escribe?) de Chile a Madrid, de Madrid a Bangkok echó a perder nuestros tintos; mala cosa si pensamos que pasarán muchos meses antes de tropezarnos con algún cabernet chilensis, Misión de Rengo o Carmen Margaux, los que conocen esos nombres saben lo que se puede sufrir.
Subimos la golden mountain, pequeño cerro en cuya cima hay un lugar de culto budista. Un sitio apacible donde conviven especies clasificadas de árboles con turistas; como nosotros, o monjes que buscan retiro para sus rezos.
No hacemos más que transpirar y beber agua.
Por la tarde visitamos el wat Phareachetuphon: el gran buda reclinado.
Día de lluvia, casi estropea el plan de visitar el gran palacio Wat Phra Kaew, donde se encuentra uno de los íconos del budismo, el Buda Esmeralda; el palacio es maravilloso...
Nos regalamos un thai massage, nuestros cuerpos lo pedían a gritos, lo merecían; quedamos como nuevos.
Para ir a Ayuthaya nos levantamos a las 7 de la mañana, pero tan sólo dimos con la estación de tren, cerca de las 10 y media; eso retrasó nuestros planes, aunque nos sirvió para recorrer un Bangkok hasta ahí desconocido, de comercio junto a un brazo del rio, calles no tourist. Tomamos el tren de las 11:20, después de 2 horas de viaje llegamos al lugar de destino: vestigios de wat del 1300 donde se conservaron reliquias de la historia Budista...vimos al buda inclinado, Lokaya Suttha, nunca lo olvidaremos porque para llegar a él tuvimos que hacer una peregrinacion de horas bajo el sol. Tamaña paradoja : para contemplar la imagen de un dios descansando tuvimos que cansarnos... de regerso en la estación de tren, fuimos testigo de la paralizacion del país a las 18 horas. Nunca, en estos dias, nos tocó verlo. Suena un himno y todos los thailandeses se ponen de pie, nosotros también lo hicimos, respeto ante todo...
Cambiamos dinero, dejamos ropa en un servicio de lavanderia y recogimos nuestro pasaporte con visa para Laos. Después del desayuno nos fuimos a despedir de Bangkok junto al rio Chao Phraya, al Wat Arum.
Dejamos Thailandia, salimos de Bangkok a las 7 de la mañana rumbo a Siam Reep, Camboya...
(Suponemos que a esta hora al otro lado del mundo, tenemos un amigo que es negro pero abogado, salute!!)